sábado, 9 de marzo de 2024

Crítica de Rosa Martínez de Lahidalga (1988)



 EL ROSTRO COMO TEMÁTICA

Y EL COLOR COMO DEFINICIÓN EXPRESIVA
 


El panorama que ofrece el arte contemporáneo, sobre todo en las últimas décadas, es rico en la reactivación y confluencia de corrientes pasadas. Atraído hoy a un nuevo contexto, es, a su vez, desconcertante por su innovación y variedad. Aunque sea en un orden extraplástico, no podemos olvidar la frase de Octavio Paz en su libro “El laberinto de la soledad”, cuando afirma que el hombre es, por vez primera, contemporáneo de todos los hombres, con lo que esto conlleva a nivel existencial, vivencial e incluso artístico. 

Cuanto la memoria del hombre retiene es susceptible de ser incorporado y transformado dentro de los parámetros de la realidad presente, y el artista, más que ningún otro, trata de afirmar su identidad buscando nuevas causas a su expresión. Cuando la personalidad artística está en trance de autoafirmación es cuando destacan con mayor fuerza los elementos predominantes. Así sucede en la pintura de Margarita Alonso Saiz, cuya comparecencia, el año 83, en un concurso-exposición organizado por el Ministerio de Cultura, señalaba el despegue de unos estudios que concluían en junio de aquel mismo año en la Facultad de Bellas Artes de Madrid.
La exposición que la pintora acaba de presentar en la Galería Torres-Begué pone de manifiesto la potencialidad de un expresionismo que tiene en el color -rojos sangrantes, amarillos y negros, azules o grises de peculiar tonalidad- un perfecto aliado a la hora de arquitectar el espacio y las formas que en él se inscriben. Junto con el color, un trazado rico, esquemático y vibrante aboceta y reduce lo figural a un esquema de gran rotundidad estructural. Se trata con frecuencia de un rostro de mujer, en el que se impone sobre lo reconocible la pintura, que busca constituirse en expresión ella misma.
El discurso expresivo que inició el pincel y la materia, aplicado con firmeza e incluso con fiereza, es lo que gana en estos cuadros. Apenas cuatro años han transcurrido desde que Margarita Alonso Saiz obtuviera la licenciatura en Pintura, cuando el timbre tonal y la aridez de la materia permiten reconocer una personalidad artística, que huye de lo fácil para adentrarse en la senda por la que el verdadero artista resuelve el enfrentamiento entre la realidad que lo circunda y su interioridad. La pintora salva, mediante un pacto en armonía, elementos plásticos que por su recia definición parecían irreconciliables.



Rosa Martínez de Lahidalga

Presidenta de la Asociación Española de Críticos de Arte 
y de la Asociación Española de Pintores y Escultores.  (Crítica realizada con motivo de la exposición en la Galería Torres-Begué de Madrid, 1988)


"Mujer peinándose" Óleo sobre lienzo (1988).


 

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