DIÁLOGO FLUIDO ENTRE EL ALMA Y EL PAISAJE
MARGARITA ALONSO SAIZ, EN LA FERIA INTERNACIONAL DE ARTE ARTESANTANDER 2004
Por Antonio Martínez Cerezo, académico, escritor y crítico de arte
En Margarita Alonso Saiz el paisaje es el punto de partida, y también la memoria de su obra anterior, en la que rostros y retratos han tenido una atención especial. El cromatismo, próximo a una fórmula expresionista atemperada, ha jugado un papel fundamental en una y otra etapa. En el lenguaje brillante del color hay un diálogo fluido entre el alma de la pintora y el paisaje, un mutuo condicionamiento.
El esquema compositivo no presenta limitaciones previas. Es un esquema inicialmente abierto a la sugerencia recíproca, pero una vez trazado, entonces sí, se impone un cerramiento deliberado a través de la organización de todos los elementos de la pintura en un espacio que empieza y termina en sí mismo, aislado, en aparente oposición a la esencia abierta de la Naturaleza. La ausencia de celajes confirma esa visión. Visión de estirpe norteña, montañesa, que en Margarita Alonso Saiz revive unos valles en los que la luz y la topografía obligan a la mirada a hundirse en la tierra: el horizonte siempre está en la otra ladera.
Pintura casi bidimensional, muy elaborada, sobre tabla, a la que la forma de trabajar el óleo confiere la textura del lienzo y el carácter táctil. Como mancha de base, solo en algunas zonas, veladuras amorosamente dosificadas. Pintura muy reflexiva, en la que la figuración contiene a la abstracción en esa tantas veces sutil frontera que separa a una y otra.
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